La escala del cielo

Cuando entré en el Vaticano de Roma y contemplé la cúpula que se alzaba a tanta altura, cubriendo aquel espacio tan inmenso, me sentí pequeño.
Cuando caminé por las selvas de Darién y miré la espesa cubierta vegetal que se encontraba sobre las copas de los árboles, a más de 100 metros sobre el suelo, me sentí insignificante.

Pero cuando observé, una noche de invierno, una Aurora Boreal que desplegaba sus colores en la oscuridad de la noche, bajo una bóveda a más de 100 kilómetros de altura, supe que la escala humana no representa absolutamente nada en el Universo, y me quedé sin palabras.

La noche boreal

Aunque no lo parezca, las auroras boreales tienen a menudo, una longitud de varios cientos de kilómetros, y más de 250 km de altura. A veces da la impresión de que, por el horizonte, llegan a tocar la tierra, sin embargo, rara vez su base se encuentra a menos de 100 km de la superficie terrestre. Esto se debe a la dificultad que tiene la mente para percibir los objetos de tamaño desconocido situados en la inmensidad del espacio.

Auroras boreales en el pasado

A veces he imaginado a los primeros pobladores del ártico resguardados en el interior de sus tiendas durante el invierno polar, observando en la oscuridad, a través de una rendija, las luces boreales de la noche. Y cuando imaginaba esta escena, en mi propio temor me preguntaba si no sentirían miedo al ver en ellas el anuncio de catástrofes naturales, de señales enviadas por los dioses o presagios de fatalidad como signos de un año sin caza. O me preguntaba que podían significar para aquel pueblo, aquellas luces difusas que ondeaban en la noche.
Las leyendas vinieron despues. Para aquel pueblo, la aurora boreal formaba parte del paisaje, como lo forman las lluvias en los trópicos o el sol en los desiertos.
Aquellos hombre conocían mejor su entorno que nosotros el nuestro, porque su vida dependía de él. Designaban de 100 formas distintas lo que para nosotros sólo es hielo y podían reconocer el menor indicio de cambio donde para nosotros sólo reina la desolación y el caos.
Si. La aurora boreal tiene una belleza que da miedo, y que inspiró temor a muchos exploradores del ártico desde los tiempos pasados, pero no a aquella raza que hace 7.000 años eligió vivir
en las más frías, oscuras y desiertas regiones jamás habitadas por el hombre. Por eso se que no sintieron temor cuando vieron las luces del norte desde una rendija de su tienda.
(continuará)

Auroras boreales; una representación en las alturas

Una tarde de invierno, lucía en el cielo polar un espectáculo increíble de colores, que, animados por una fuerza invisible, cambiaban de forma y se movían como si representaran una obra de teatro.

Pero cuando terminó la función, a pesar de su exquisita puesta en escena y de su extraordinaria belleza, nadie aplaudió. Después hubo un segundo acto, un tercero, un cuarto, y así durante toda la noche, pero tampoco hubo nadie que aplaudiera, porque nadie acudió.

Y a pesar de que cada día se repitió la misma escena, nadie acudió tampoco el día siguiente, ni el año siguiente, ni el siglo siguiente, ni el otro, ni el otro. Y no acudía nadie por una sencilla razón: porque no había nadie sobre la faz de la Tierra que pudiera contemplar ese espectáculo.



Esta obra de teatro se representó en la bóveda celeste hace unos 3.500 millones de años, cuando la atmósfera empezó a tener suficiente oxígeno que reaccionara con las partículas traidas por el viento solar. Pero el ser humano tardaría todavía una eternidad en aparecer en el planeta; aunque esto era intrascendente para que aquellas luces fantasmales salieran a actuar cada noche.
Desde entonces se representó la misma obra, aunque nadie la viera.
(2ª parte)
Otra noche de invierno, de otro día cualquiera, se seguía representando, en aquellas frías regiones, la misma función de siempre, con nuevas variantes y matices que siempre la hacían distinta. Aun así seguía sin acudir nadie.

Pero, casi se me olvidaba decirlo: es que no había nadie sobre la superficie de la tierra que pudiera contemplarla... hacia miles de millones de años que la especie humana desapareció del planeta. Pero ese detalle insignificante tampoco importó a los actores para salir otra noche a escena y recrear, con sus luces y movimientos, un nuevo espectáculo, en el cielo boreal.

La noche polar

Las luces boreales dan color al cielo ártico durante la fría noche polar.