Auroras boreales en el pasado

A veces he imaginado a los primeros pobladores del ártico resguardados en el interior de sus tiendas durante el invierno polar, observando en la oscuridad, a través de una rendija, las luces boreales de la noche. Y cuando imaginaba esta escena, en mi propio temor me preguntaba si no sentirían miedo al ver en ellas el anuncio de catástrofes naturales, de señales enviadas por los dioses o presagios de fatalidad como signos de un año sin caza. O me preguntaba que podían significar para aquel pueblo, aquellas luces difusas que ondeaban en la noche.
Las leyendas vinieron despues. Para aquel pueblo, la aurora boreal formaba parte del paisaje, como lo forman las lluvias en los trópicos o el sol en los desiertos.
Aquellos hombre conocían mejor su entorno que nosotros el nuestro, porque su vida dependía de él. Designaban de 100 formas distintas lo que para nosotros sólo es hielo y podían reconocer el menor indicio de cambio donde para nosotros sólo reina la desolación y el caos.
Si. La aurora boreal tiene una belleza que da miedo, y que inspiró temor a muchos exploradores del ártico desde los tiempos pasados, pero no a aquella raza que hace 7.000 años eligió vivir
en las más frías, oscuras y desiertas regiones jamás habitadas por el hombre. Por eso se que no sintieron temor cuando vieron las luces del norte desde una rendija de su tienda.
(continuará)

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